Los Más Grandes Mitos Acerca de las Emociones & Como Debilitarlos
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Los Más Grandes Mitos Acerca de las Emociones & Como Debilitarlos

Los Más Grandes Mitos Acerca de las Emociones & Como Debilitarlos

December 1, 2013

Los Más Grandes Mitos Acerca de las Emociones & Como Debilitarlos

¿Donde viven las emociones? La respuesta te puede sorprender.

(translated by Sandra Paola Lopez: “The Biggest Myths about Emotions and How to Weaken Their Grip”)

Con toda esta cháchara acerca de las emociones y el cerebro, usted podrá pensar que la neurociencia es la única frontera emocionante en el estudio de las emociones humanas. Sin embargo, estaría usted equivocado.

Igualmente ocupados están los psicólogos sociales, los terapeutas relacionales y posmodernos, y los teóricos de la TAHC (teoría de la actividad histórico-cultural). Como una de ellos, yo puedo compartir algunos de los últimos pensamientos acerca de nuestras vidas emocionales. Muchos de ellos van en contra de la perspectiva dominante y mientras no podre destruir los grandes mitos acerca de la emoción que corren desenfrenadamente, puede que por lo menos los debilite un poco.

Las emociones son una actividad, una forma de vida. Si están “localizadas” en algún lugar, están en el mundo, no en nuestras cabezas.

Las emociones son producidas y creadas cultural y socialmente. Su significado esta en como otros y nosotros mismos respondemos a ellas – tanto en el momento como en la continua historia cultural y social de las emociones.

La expresión “forma de vida” viene del filósofo Ludwig Wittgenstein. El estaba contrarrestando la “obsesión” que los filósofos y científicos tienen por consistencia, por querer que las cosas encajen, que correspondan la una con la otra, y que estén conectadas causalmente – llevándolos hacia el avismo del reduccionismo del cual no había escape. Les comparto una parte de los escritos de Wittgenstein que me gusta bastante. No es precisamente acerca de las emociones, pero hace su punto bastante bien y muestra su estilo único de escritura en párrafos numerados. (Yo pienso que todo terapeuta debería tratar de leer Wittgenstein).

Yo vi a este hombre años atrás: ahora lo he visto nuevamente, lo reconozco, recuerdo su nombre. ¿Y porqué tiene que haber una causa de este reconocimiento en mi sistema nervioso? ¿Porqué tiene que uno o lo otro, lo que quiera que sea, estar guardado ahí en alguna forma? ¿Porqué tiene que haber dejado una huella? ¿Porqué no ha de haber una regularidad psicológica a la que no le corresponde ninguna regularidad fisiológica? Si esto perturba nuestros conceptos de causalidad entonces ya era hora de que estuvieran perturbados. (de Zelig, por Wittgenstein’s, parrafo 905)

Hay procesos neurológicos y cognitivos cada vez que hacemos cualquier cosa, así que por supuesto que están ocurriendo cuando reconocemos, recordamos y somos emocionales. Pero esto no quiere decir que estos procesos están causalmente conectados o que corresponden a lo que estamos reconociendo, recordando o a lo que estamos siendo emocionales, o a la actividad humana de reconocer, recordar o ser emocionales.

Las emociones no son cosas que tenemos o poseemos. Son cosas que hacemos. Algunos de nosotros, los psicólogos cultural y posmodernamente orientados, hacemos de las emociones acciones. Nosotros vemos y estudiamos como las personas “actúan las emociones” y como “crean escenarios emocionales.” Nosotros preferimos estos términos activos y teatrales a los sustantivos estáticos usados, los cuales abandonan la socialidad y relacionalidad de las emociones, y con ellas, su significado.

Nosotros podemos – y lo hacemos – crear nuevas formas de vida emocional. Nosotros no tenemos un numero fijo o finito de emociones.

Muchos expertos creen que las emociones tienen que ser bien definidas y clasificadas. Hablan de las emociones “básicas” (usualmente 6 u 8, incluyendo miedo, felicidad, rabia, alegría, etc.) y después crean listas de docenas de combinaciones de estas básicas. Creen desde un punto de vista “esencial” que las emociones son, bueno pues, emociones – sin importar donde y cuando vivas ni quien seas. Pero para los que no estamos de acuerdo, eso no tiene sentido. Si todo acerca de nuestras vidas es diferente hoy a hace cien años, nuestras vidas emocionales también son diferentes. Si mi vida no es nada como la de un niño de 12 años en Siria, ¿cómo puede ser nuestra rabia igual? Puede ser que lo que suceda en nuestro cerebro sea igual, pero de ninguna forma eso quiere decir que nuestra rabia es igual.

Sin importar lo que ustedes piensen de los emoticonos, los cientos disponibles – con más apareciendo cada semana – sugiere que las personas (por lo menos los que usan los medios sociales en línea) no se están limitando a las “6 (u 8) emociones humanas,” pero están jugando con formas de compartir sus abundantes formas de vida emocional en formas completamente nuevas. Quien sabe, de pronto esta forma de jugar esta enriqueciendo sus vidas emocionales.

 

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